Se suele decir que los que “duermen en el mismo colchón, se convierten de la misma condición”. Por lo tanto para mí –tanto monta Sofía como Juan Carlos–. Porque la estrategia de ambos para mantener a su descafeinada monarquía es evidente. Y no creo que haya estado reinando Sofía tan a la sombra del Rey.
No obstante pienso, sobre la Monarquía borbónica, que actualmente en España, es posible que sea una institución ilógica en este sistema democrático, al ser la causa de ciertos sucedidos que arrastramos. Aunque, si esa situación continúa hasta el día de la fecha, es porque gran parte de la clase política española, se ha inhibido sin debatir profundamente sobre el tema donde corresponde.
Por consiguiente, el debate sobre la continuidad de la Monarquía española está en la calle y en los diferentes foros de opinión, al ser posiblemente la Monarquía el principal obstáculo para que este Estado de estados o nación de naciones, se pueda convertir en la tercera república, si es que quieren restituir lo que Franco y sus aliados derrocaron con las armas, en la incivil guerra española de 1936.
Por lo tanto, no me sorprendió que se quemaran públicamente fotografías de los monarcas, sin que tales hechos hayan constituido delito alguno, según sentencia reciente del tribunal que juzgó a los antimonárquicos.
Tengo clarísimo, a tenor de lo plasmado en la Constitución española, que todas y todos los ciudadanos tenemos derecho a contribuir con nuestro trabajo e impuestos por el bienestar social común. Así como a una vivienda digna, a un puesto de trabajo y, a expresar nuestro sentir y pensar sobre temas políticos, religiosos, sociales...
Pero, sin embargo, la Reina por el alto cargo que ocupa, creo que tenía que haber guardado silencio como hasta la fecha. Y no debería haber realizado esas declaraciones, sobre temas políticos puntuales nacionales e internacionales. Ya que no es una ciudadana más, sino una persona única que disfruta de muchos privilegios. Pero allá ella si ha abierto la cancela para que iniciemos la senda para criticar sus hechos.
Y, si es obvio que no estoy de acuerdo con esta caduca y trasnochada Monarquía española. La hermana de Juan Carlos, hace unos días echó más leña al fuego, confirmando el despotismo monárquico español, al contestar al ser preguntada por las declaraciones efectuadas por su cuñada en el citado libro, que es: “Una chorrada como todas las vuestras”. Y, a esta señora le digo respetuosamente y sin desaires, que una chorrada es el chorro de millones de euros limpios de polvo y paja, que recibe anualmente la Casa Real de los presupuestos generales del Estado...
Sin embargo, servidor de ustedes, estimadas-os lectores, no calificaría de chorrada, que la inquisidora Iglesia Católica en España, cubra bajo palio a una dinastía, que no respeta el derecho de igualdad entre mujeres y hombres en su línea sucesoria. Ni, la ostentosidad que exterioriza la Monarquía en sus majestuosas mansiones y palacios, así como en las lujosas vacaciones y viajes… que realizan, provocando un despilfarro enorme de dinero, que ha de sufragar las arcas públicas.
Pero, como a esta sociedad la tienen distraída para que no piense y ni se percate de la descomunal diferencia política, económica y social entre ricos y pobres o, entre la monarquía y el pueblo. Mientras la Casa Real española goza de muy buena salud sin padecer la crisis económica, el ciudadano de a pie tiene que trabajar de sol a sol para poder llegar a fin de mes. Pero mucho peor lo tienen los 9 millones de pobres y los otros tantos no contabilizados, así como los cerca de 3 millones de parados existentes en España...