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Frustración vecinal

Observo que el mundo vecinal de cierta parte para acá no da pie con bola, cuando no es por una cuestión es por otra...

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Observo que el mundo vecinal de cierta parte para acá no da pie con bola, cuando no es por una cuestión es por otra, que si no recibimos a su debido tiempo la asignación presupuestaria o subvenciones acordadas de antemano con el Ayuntamiento o que éste, cuando menos apetece, ningunea a los representantes federativos vecinales no queriendo hablar con ellos de los mil y un problemas que las asociaciones de vecinos les plantean. De todo esto habría mucho que hablar, entiendo que son verdades pero sólo a medias. En cuanto a la parte económica, por motivos obvios debido a la tan traída y cacareada crisis, creo que no es la mejor coyuntura; entre otras cosas porque la padecemos del primero al último de los españoles –por no decir europeos en general– para paliar las dificultades económicas, que afectan también a ayuntamientos, comunidades autónomas y hasta, según parece a los propios bancos; cosa que yo no entiendo ni comprendo, por mi madre. En resumen, no se puede sacar dinero de donde no lo hay, entonces conviene que las partes dialoguen y ver qué solución pueden tener los problemas que se plantean, que a lo mejor no son tantos, y puede encontrarse una vía de solución en la austeridad y en una actualización, por ejemplo, de las cuotas de los asociados a Solidaridad tanto cualitativa como cuantitativamente.

En el caso de nuestro Ayuntamiento, ataja el problema económico con los vecinos con cierta agudeza y clarividencia: si le entregamos una asignación o subvención dineraria –pensarán– usted deberá de administrar la misma empleando un sistema de prioridades donde deben de reflejarse la luz, agua, teléfono, etc.; conceptos que por lo visto los representantes vecinales reclaman su pago por parte de la Administración municipal. Bien es verdad que estos gastos siempre corrieron a cargo del municipio… hasta que se pudo. Ahora hay que apretarse aún más el cinturón y sólo cabe abogar primero por recibir el abono de la subvención a su debido tiempo y, segundo negociar con doña Pilar una compensación por tales conceptos de gastos no imputables o aplicables al municipio.


Entiendo que los números económicos de la Federación de AAVV Solidaridad no deben de depender tanto del Ayuntamiento de Jerez, de lograrlo sería más que independiente, menos dependiente su economía de la municipalidad, que si nos paramos a pensarlo bien y detenidamente no es ético y mucho menos conveniente de cara a los objetivos críticos que persigue, en todo momento de oposición férrea y eterno vigilante y custodio para que se cumplan, entre otras cosas, las ordenanzas municipales. Como mejor se lleva a cabo todo lo indicado es siendo plural y tremendamente independiente.

En otro orden de cosas, pero centrados en el mundo vecinal, nunca observé con buenos ojos que se empleara la federación vecinal en pos de ir en busca de una concejalía, de ocupar un lugar en las listas electorales. Suele traer malas consecuencias para todos y excesivas críticas malintencionadas todas. Claro ejemplo de ello fue la inclusión en el PSA de Quintana, que al no alcanzar su posición en dichas listas un lugar adecuado para lograr el objetivo deseado, abandonó su militancia en pos de otro partido en el cual debe de encontrarse, aunque a juzgar de su operatividad en él, se encuentra más bien en el anonimato.

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