Hoy sale al mercado el nuevo disco de Chambao. ¿Qué quiere transmitir con este ‘Nuevo ciclo’?
–Son doce canciones que son como doce viajes que he realizado en unos años y de los cuales han nacido estas experiencias convertidas en canciones. Quiero transmitir más música en el camino de Chambao, con una especie de sentimiento a la celebración de la vida. Es un disco bastante positivo, cargado de alegría, por estar viva, por hacer viajes, por seguir en la música, por seguir componiendo canciones que te hagan volar como te hace volar una película, un cuadro o un libro.
El título no es baladí. ¿Supone un punto y aparte respecto al pasado?
–No lo considero un punto y aparte. Es un disco nuevo en el que añado más estilos musicales a nivel personal y los convierto en mis canciones. Chambao sigue en la música y sigue haciendo canciones. El título se refiere a nuevas historias, no tengo por qué romper con nada ni decirle adiós a mi pasado. Es un disco lleno de experiencias personales y de músicos nuevos.
Es un álbum cargado de colaboraciones.
–Sí. Hay colaboraciones de amigos que a lo largo de este trayecto de Chambao he ido conociendo. Algunos son amigos de antes y otros los acabo de conocer, como Juanito Makandé. Entró en el estudio para colaborar con el tema Imagina y realmente parecía que nos conocíamos desde hace tiempo. Fue una sensación bastante cercana con él. En el caso de Ara Malikian en La danza del tiempo ya nos conocíamos. En el caso de Jorge Pardo y Jorge Drexler, lo mismo. Del primero, soy una gran fan y admiradora suya desde que tengo uso de razón, y del segundo, empecé a conocer su música cuando Chambao fue a Argentina por el año 2005 y me atrapó. Con el tiempo se ha convertido en un amigo y en este disco colabora con una chacarera.
‘Camino libre’ ha sido el primer single de este ‘Nuevo ciclo’. ¿Cómo ha sido esa búsqueda de libertad?
–Este tema es como una especie de protesta sutil en cuanto a lo borrega que me siento como ciudadana. Quiero salir un poco del tiesto; todo se me dicta, se me dicta como tengo que hablar, como tengo que votar, que tengo que comer o que ropa tengo que ponerme.
Cadombe uruguayo, chacarera argentina, reggae, afrobeat...Este trabajo se enriquece de viajes y de multitud de ritmos.
–Pues sí. Uno de los viajes que recoge este disco fue a Uruguay donde conocí a la familia Núñez, una gente maravillosa a la que dedicó la canción En la raíz. En este homenaje, la percusión de este tema que habla de la familia es un candombe uruguayo.
Es un trabajo cien por cien de su puño y letra. ¿Qué tal la experiencia como compositora?
–Me he sentido libre, me he divertido un montón y fue una de las cosas por las que decidí contactar con Eduardo Cabra, porque me gustan mucho sus producciones, me parecen muy originales. Intuía que me iba a divertir mucho con él en esta búsqueda de sonidos originales. He vivido el disco a tope.
Los torsos desnudos de una mujer y un hombre en la portada y la contraportada del álbum también tiene mucha simbología.
–Hacen un guiño a mi parte femenina y masculina. A Eduardo Cabra y a mí, hombre y mujer. También porque este disco está parido desde el pecho, muy emocional, desde el sentimiento del disfrute y la libertad de viajar he compuesto este disco.
La situación no es muy halagüeña para la venta de discos. ¿Eso afecta?
–Entiendo que no hay un duro, pero si yo estuviese metida en ese pensamiento negativo no haría discos y se acabaría mi trabajo; sólo existirían directos. Me gusta hacer discos y proponer nuevas aventuras.