La ‘familia’ rociera arcense ya se encuentra de vuelta en Arcos tras un camino que, en el caso del de ida, ha sido este año más duro de lo deseado por las precipitaciones de la pasada semana, lo cual provocó que la hermandad tuviera que tomar un camino alternativo, viendo alterados así sus planes.
Sin embargo, los rocieros han cumplido su objetivo de rendir culto a la Blanca Paloma en su propia casa, en la aldea almonteña, donde vivieron momentos muy emotivos ya no sólo con motivo de su procesión y el popular ‘Salto de la reja’, sino con la visita de la Virgen María a la hermandad, en lo que constituye quizás el momento más importante y decisivo para la corporación rociera arcense.
Los rocieros llegaron a Arcos en torno a las siete de la tarde del pasado miércoles, ocasión donde nuevamente recorrieron las calles y dejaron constancia de su devoción, con cánticos a la Virgen, la presencia siempre alegre de los niños y de los jinetes que lucieron sus caballos.
La comitiva hizo un alto en el camino en la calle Romero Gago, en la capilla de Las Aguas como gesto de acción de gracias, en lo que ya constituye un clásico de la hermandad en su ida y en su retorno.
Todos dieron gracias a Dios por tan maravillosa semana en el Rocío y en tierras marismeñas, ocasión que volverán a repetir el próximo año.
Por lo pronto, quedan 365 días por delante para seguir gestionando la hermandad y, en este sentido, preparar las elecciones para el nombramiento de la nueva junta de Gobierno que por ahora sigue dirigida por la hermana mayor Nieves Macías Reyes.