El plan de movilidad del centro histórico arrancará presumiblemente con la colocación de lectores de matrículas en la red interior del barrio de Santigo, cuyo acceso quedará de este modo reservado a los residentes y demás vehículos autorizados, como los servicios públicos. Este tipo de elementos de regulación del tráfico ya funcionan con éxito en numerosas ciudades, si bien desde el Ayuntamiento de Jerez se está tomando como referencia el caso de Córdoba. Los lectores de matrículas sustituyen a las clásicas pilonas y si bien no impiden físicamente el acceso de los vehículos a determinados lugares, sí facilitan la identificación de aquellos que lo hacen de manera irregular, lo que permite que sus propietarios sean sancionados.
En cualquier caso, el Gobierno local no tiene todavía cerrado un plazo para la puesta en marcha de las primeras medidas contempladas en el plan de movilidad del centro histórico porque el documento se encuentra abierto a la espera de obtener el mayor consenso posible a nivel político y ciudadano.
Sí se ha puesto fecha a la elaboración definitiva del plan, toda vez que el Ejecutivo no quiere prolongar eternamente el debate por el riesgo que se correría entonces de que el documento quedara olvidado en un cajón. El propio teniente de alcaldesa de Sostenibilidad, Participación y Movilidad, José Antonio Díaz, tiene claro que la fase que debe alumbrar el documento definitivo debe concluir antes de que concluya el presente ejercicio. “A lo largo de este año tiene que estar consensuado el plan, con los partidos políticos y con la sociedad civil, con intención de que las medidas que se contemplen puedan empezar a aplicarse de manera progresiva en 2018”, explica.
Santiago, punto de partida
En la Mesa de Movilidad en la que se presentó el borrador de este plan, ya se avanzó la idea del Gobierno local de desarrollar las primeras medidas en la red interior del barrio de Santiago, que consistirían precisamente en la colocación de esos lectores de matrículas. Este elemento permitiría regular el tráfico en calles poco transitadas, como Nueva o Santa María de la Merced, por citar un par de ejemplos; pero en ningún caso se extendería a las principales arterias del barrio, como la calle Merced, que junto a otras de su entorno constituirían una especie de circunvalación que tendría que mantenerse abierta al tráfico rodado tal cual ha venido haciéndolo hasta ahora.
El hecho de que estos lectores se coloquen en Santiago no implica que no se vayan a trasladar a otros enclaves del centro que ya venían siendo regulados con pilonas, como es el caso de Tornería, ya que se considera que estos nuevos elementos permiten eliminar barreras arquitectónicas. “Los lectores de matrículas nos van a permitir reducir el tráfico en el centro histórico y hacerlo más atractivo para los residentes, que tendrán más facilidades para aparcar”, subraya Díaz.
De manera paralela se irá apostando por dotar de plataforma única a las zonas del centro histórico en las que resulte viable, siguiendo la estela de lo que se hizo hace ya varios años en el corazón del barrio de San Miguel. Esta actuación es más compleja por cuanto requiere de la ejecución de obras y de la correspondiente dotación presupuestaria. Precisamente uno de los trabajos que tiene ahora el Ayuntamiento pasa por cuantificar el coste de cada una de las medidas que se contemplen en este plan de movilidad con el fin de que pueda desarrollarse “por fases” y siempre en función de la disponibilidad presupuestaria.
Para este próximo ejercicio ya se ha previsto la peatonalización parcial de la plaza de las Angustias y la mejora de la calzada en la calle Corredera y la plaza Esteve.
“No podemos quedarnos como estamos”
El teniente de alcaldesa de Sostenibilidad, Participación y Movilidad, José Antonio Díaz, cree necesario desarrollar medidas en esta materia que hagan más atractivo el centro, poniendo como ejemplo el caso de Córdoba. “Tenemos que caminar en esa dirección, porque lo que está claro es que no podemos quedarnos tal y como estamos”, advierte.
En este sentido, Díaz requiere de la aportación tanto de los grupos políticos como de los colectivos ciudadanos, ya que defiende que este plan de movilidad del centro histórico “debe ser un proyecto de ciudad” que pueda mantenerse en el tiempo al margen de que se produzcan cambios de gobiernos. “Nos tenemos que adelantar a lo que se está haciendo en otras ciudades. No podemos quedarnos atrás”, zanja.
