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Grupos de cámara: la música cofrade que prosigue en las sombras

Desentrañamos los inicios, inquietudes y el futuro de los grupos de música cámara que están cada año al servicio de las hermandades

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  • Un grupo de música de cámara durante el Vía Crucis de las Hermandades de Jerez. -

A buen seguro que muchos de los que lean estas líneas serán capaces de tararear el Ave María de William Gómez aunque sin poder llegar a decir con exactitud el nombre de la obra. Algo que pasa con infinidad de obras de las cuales muchas de ellas son interpretadas en los cultos de las cofradías por corales, capillas musicales y otros grupos de cámara que, en la sombra, dan vida a esos cultos internos y externos de nuestras cofradías.

La provincia de Cádiz se caracteriza por tener dentro de ella a varios grupos que en su día, por puro azar, se embarcaron en una aventura musical que sigue perdurando a día de hoy. La Capilla Musical ‘Sonos Angeli’, el Coro-Capilla ‘San Pedro Nolasco’ o el Ensemble ‘Stella Maris’ fueron y son grupos de amigos apasionados por la música que comparten la característica de haber comenzado casi sin quererlo, por las cosas del destino, el cual les ha llevado a cada uno a ser un referente en su parcela, debido a que estos grupos tienen diferencias entre sí, estando el primero compuesto sólo por instrumentos de viento, mientras que ‘San Pedro Nolasco’ lo hace por voces y realejo y ‘Stella Maris’ por voces y órgano.

Estos tres grupos que empezaron por diversión recuerdan sus inicios con cierta nostalgia. “Nosotros empezamos en Santa Ana y aunque yo pertenecía a otras corales, para ese día sólo fuimos varios. A raíz de ahí nos llamaron de la Yedra y de ahí en adelante. Todo esto fue antes de internet, por lo que nuestra transmisión fue del boca a boca”, cuenta Jose Carlos Gutiérrez de ‘San Pedro Nolasco’.


José Valdivieso, componente de ‘Sonos Angeli’, explica que “lo nuestro fue casi por accidente. Fue en 2013 para un traslado antes del ViaLucis de ese año, y fuimos por hacer un favor. Por los vídeos de aquel día nos escuchó Manuel Amador que fue quien nos llamó para tocar en la Mortaja al siguiente año”. Una hermandad a la que este grupo acompaña junto a ‘Stella Maris’, quienes comenzaron "hace 10 años con un concierto que no se había hecho antes sobre la música de las cofradías de Cádiz, cantando himnos y coplas dedicadas a las mismas. Ese mismo día empezaron a decirnos que si podríamos cantar en los cultos de algunas cofradías y hemos tenido la suerte de que las hermandades que nos han ido llamando se han quedado con nosotros”, cuenta Toñi Martínez.

Tras años de experiencia estos grupos han participado en toda clase de actos: bodas, misas de difuntos e incluso comuniones, algo que les ha hecho ser todoterrenos, llegando a tener “7 bodas en un solo fin de semana”, como nos cuenta Gutiérrez, aunque como confiesa Toñi Martínez, de ‘Stella Maris’, “cantamos lo que nos gusta, cantamos de todo, incluso coplapuesto. En verano hacemos un concierto de música profana y ahí entra desde Serrat hasta el musical Cats, vamos a cantar lo que nos gusta y a lo que nos salga, no decimos que no a nada”. Una idea que comparten el resto de grupos. En el caso de ‘Sonos Angeli’, desde sus comienzos procuran hacer “una música que llegue a quien nos escuche y que nos llene a nosotros, tocamos desde obras barrocas e incluso renacentistas, hasta el instrumental del epílogo de Jesucristo Superstar, algo que por cierto ha encantado”, narra Valdivieso.

Estos tres grupos comparten la pasión de la música, a todos les apasiona ponerse retos, crecer e interpretar obras cada vez más complicadas y llegar a registros inesperados; unos retos cada vez mayores que te va dando la experiencia. “Siempre tenemos algo que nos motiva, nos encanta montar piezas nuevas que supongan un reto ya sea para un concierto especial o algo por el estilo”, comenta Martínez. José Valdivieso comparte que tiene “debilidad por las piezas contemporáneas, porque suelen proponer un reto mayor, como puede ser ‘El Desconsuelo’ de Rafael Wals, un autor cordobés que nos encanta y que tocarlo, en su día nos propuso un reto”; y añade que “a nosotros este año, de obligado descanso, nos ha sentado relativamente bien. Veníamos de un tiempo un tanto turbio y ver las cosas desde fuera nos ha ayudado. Cuando hemos vuelto a los ensayos hemos empezado a trabajar como hacía años que no trabajábamos”.

‘San Pedro Nolasco’ tuvo hace 2 años el estreno del ya archiconocido entre los cofrades Realejo, un instrumento que les acompaña a algunas procesiones y que, como comenta el propio Gutiérrez, “fue una cuestión de propia superación de nosotros mismos, no fue por llegar a nada, ya que a nosotros nos gusta ir a lo nuestro”.

Estos grupos tienen entre sus partituras un sinfín de recuerdos, muchos de ellos históricos, que llevan para siempre con ellos; un tesoro que está metido en el cofre de la cultura de la cual son defensores, sobre todo de la cultura musical, algo que ocupa “gran parte de su corazón y de su mente”, como comenta Valdivieso. “Lo que importa a nivel cultural es ofertar la música, que sea accesible y que suene cuanto más, mejor, que esté en la vida de todos los colectivos”, concluye Gutiérrez.

La pandemia

La pandemia no ha podido de momentos con ellos gracias al mantenimiento del culto interno en el que estos grupos de cámara se mueven como pez en el agua, aunque confiesan que de cara a la cuaresma en la que tienen el grueso de contratos, “la cosa se pone bastante fea, no tenemos certezas ninguna de que lo que tenemos se vaya a celebrar y eso nos desconcierta aunque tenemos que reinventarnos y proponer cosas nuevas” comenta un Valdivieso preocupado por lo que está por venir, una cuestión que se resolverá cuando los compases de la batuta que maneja esta pandemia, lleguen a su fin.

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