Todos los ciclistas del Tour de Francia ha dado negativo en los test de COVID-19 efectuados en los últimos días, en los que sí han resultado positivos cuatro miembros del cuerpo médico, técnico o mecánico de diferentes equipos y el director de la prueba, Christian Prudhomme.
Los resultados no impiden a ninguno de los equipos tomar la salida de la décima etapa este martes entre las islas de Oléron y la de Ré, en la fachada atlántica francesa.
El protocolo establecía que debían darse dos positivos confirmados en un mismo equipo para que se le excluyera de la carrera.
El Tour indicó que se ha detectado un positivo por coronavirus en el "staff" del Ineos del colombiano Egan Bernal, defensor del título, además de en los del Mitchelton, Cofidos y AG2R, y también en un trabajador de la organización que estaba en contacto con los equipos.
Todos ellos deberán abandonar la carrera, señaló la organización en un comunicado.
Sin embargo, los servicios médicos señalaron que "ningún ciclista ha sido considerado como caso de contacto que necesite una cuarentena", por lo que pueden seguir en competición.
Por otro lado, fuentes de la organización indicaron que Prudhomme deberá ausentarse de la carrera durante una semana porque también ha sido controlado positivo.
El puesto, ocupa desde 2007, recaerá de forma provisional en el exciclista François Lemarchand, que trabaja en la organización, hasta la próxima jornada de descanso prevista para el próximo lunes en Isère, al este del país.
El primer ministro francés, Jean Castex, va a pasar también una prueba de diagnóstico después de haber estado en contacto con Prudhomme, con quien compartió vehículo el pasado sábado.
Según fuentes cercanas a Castex, citadas por la cadena "BFM TV", ambos respetaron las medidas de seguridad y llevaban mascarilla, pero el primer ministro pasará en cualquier caso un nuevo test por precaución.
En total, unas 650 personas fueron sometidas a test PCR en los dos últimos días, sobre todo en la jornada de descanso de este lunes, tal y como había establecido el protocolo elaborado por los organizadores en cooperación con la Unión Ciclista Internacional (UCI).
Las pruebas fueron efectuadas al conjunto del pelotón y a sus asistentes en una unidad móvil, que comenzó a recoger muestras antes de la salida de la novena etapa en Pau y durante toda la jornada de descanso en La Rochelle.
Los resultados de los test fueron trasmitidos posteriormente a la médica oficial de la carrera, Florence Pommery, que los comunicó a los organizadores y a la UCI, encargada de la supervisión de todo el proceso.
El Tour y la UCI habían previsto la descalificación de todo equipo en el que se produjeran dos test positivos de COVID-19 confirmados entre sus ciclistas y el resto de sus componentes.
También fueron sometidos a test los miembros de la organización, entre ellos su director, que ha dado positivo.
El protocolo establece que se hará una segunda ronda de test a toda la "burbuja" del Tour durante la segunda jornada de descanso, en las mismas condiciones que la primera y con la amenaza de expulsión si hay dos casos positivos.