Tres de las siete parejas reproductoras con que cuenta el programa de reproducción y cría del quebrantahuesos gestionado en Andalucía por la Fundación Gypaetus han dado comienzo a la temporada 2016-17 con las primeras cópulas, dentro del proyecto que desarrolla la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta andaluza para la reintroducción de la especie en la región.
Así lo han señalado a Europa Press fuentes del proyecto, tras un periodo en el que se han recogido palos y cortezas de pino y se han lavado y limpiado kilos de lana, materiales utilizados para la construcción de los nidos.
A finales de septiembre o primeros de octubre, las parejas de quebrantahuesos empiezan a acicalarse mutuamente y a construir nido, señales de que comienza el celo y, por ende, un nuevo ciclo reproductor. Es entonces cuando se comienza a suministrar material para la construcción (palos y lana) a las parejas para que rehagan sus nidos y, además, afianzar los lazos de unión entre los individuos.
Desde este momento, la videovigilancia se intensifica para controlar y anotar todo lo que ocurre en cada una de las jaulas, información muy valiosa y que ayuda al personal a conocer la evolución --si es buena o mala-- de cada pareja en su periplo anual de cría.
Si todo transcurre con normalidad, a primeros-mediados de diciembre se podrá contar con la puesta de los primeros huevos. En este sentido, el programa de reproducción y cría del quebrantahuesos gestionado en Andalucía por la Fundación Gypaetus registró finalmente un total de nueve nacimientos en la temporada 2015-2016,
La iniciativa pretende conseguir una población autónoma y estable de la especie en la región mediante la liberación de jóvenes ejemplares por el sistema de la cría campestre o 'hacking'.
El objetivo principal es el de reproducir esta especie en cautividad y formar un 'stock' genético que asegurará la supervivencia de las poblaciones europeas de quebrantahuesos y el éxito del programa andaluz de reintroducción.
Se utiliza una metodología de trabajo basada en técnicas de cría natural, es decir, en las que la fecundación es natural y la incubación y el desarrollo de los pollos corre a cargo de los padres, tratando, en todo momento, de que la intervención humana sea la mínima posible. Para ello, sus instalaciones están dotadas de un moderno sistema de videovigilancia en cada una de sus jaulas.
Con el empleo del 'hacking', originalmente utilizada en cetrería, se persigue lograr que el ejemplar asimile el área de la suelta como su lugar de nacimiento y, por tanto, regrese a ella para asentarse y reproducirse.
En el marco de este programa, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio inauguró en 1996 el Centro de Cría de Guadalentín, gestionado por la Fundación Gypaetus, con el fin de establecer una población viable y autónoma a largo plazo de la especie.