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La natalidad toca fondo en la provincia de Cádiz

Cádiz no llega al nivel de reemplazo generacional desde 1985: “La maternidad se ve como un bache y se cuestiona la familia”

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  • Embarazo -

España no alcanza el nivel de reemplazo generacional, cifrado en 2,1 hijos por mujer, desde el año 1980. Cádiz no lo hace desde 1985, según los datos del Indicador Coyuntural de Fecundidad del Instituto Nacional de Estadística (INE). Hoy, la media nacional se sitúa en el 1,23 y la provincial, ligeramente superior, en el 1,25, acumulando durante todo este tiempo una caída continuada.

“¿Quién habla de esto?”, lamenta Consuelo García de Angulo, presidenta de Red Madre en Cádiz, asociación para la atención de la mujer con carencias ante el embarazo y la maternidad reciente, y expresa su preocupación por las consecuencias del descenso de la natalidad.

No en vano, la población gaditana en edad de jubilación, hoy en torno a las 205.000 personas, quintuplicará a la población de menores de cinco años en las próximas dos décadas, con 378.000 frente a 72.000. La proporción es mayor, seis veces más, en el escenario contemplado con menos habitantes en el conjunto del territorio por la Proyección de Población de Andalucía 2016-2040 del Instituto de Estadística y Cartografía.

En 2019, Cadiz registró únicamente 7,77 nacimientos por cada 1.000 habitantes. En 1975, se contaban 23,62 y solo hace 20 años, 11,47. “La maternidad se ve hoy como un bache en la vida de una mujer y no como una vía de realización personal”, advierte, y alerta de que “se está cuestionando el valor de la familia para desarraigar al individuo; es una cuestión de negación de la libertad, de hacerlo más dúctil para inclinarlo según el viento que convenga”.

El matrimonio, antes que a la familia, también se cuestiona. Así, el 55% de los nacimientos el año pasado corresponden a mujeres no casadas. “Se está fomentando la relación dialéctica entre el hombre y la mujer”, señala, y se penaliza el embarazo. “Las mujeres que llegan a la asociación porque se resisten a abortar, admiten que solo han recibido reacciones negativas a su estado”, explica. En 2018, Cádiz registró 2.414 interrupciones voluntarias del embarazo. En España, en torno a 100.000. “En una década, el país pierde una generación completa”, remarca.

La mitad de los nacimientos suponen un primer hijo; el 38,34, el segundo; y solo el  12,7% el tercero o más. Este último porcentaje se elevaba hasta el 40% en 1975. La familia está marcada en general y la numerosa, en particular, “está olvidada y maltratada”, denuncia Esther Cordero, representante del colectivo al frente de la organización Asfanuca en Cádiz. “O eres rica o eres del Opus si tienes más de dos hijos, estamos encasillados, pero una familia numerosa no es nada más y nada menos que eso: uno puede tener los hijos que quiera”, explica. “En mi caso, lo considero un gesto de generosidad”, agrega.

Sin embargo, por parte de las administraciones no recibe ni generosidad ni siquiera lo que considera justo. “No podré optar a la renta mínima”, por ejemplo. Pese a que en casa son siete y solo disponen del sueldo de su marido. “Tampoco hay estímulos fiscales”. La guía de buenas prácticas de política familiar municipal de Asfanuca plantea algunas propuestas, como las bonificaciones sobre cuota íntegra del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) atendiendo al concepto per cápita, pues a mayor número de hijos, la familia debería disponer de una vivienda con más metros cuadrados y, por lo tanto, con un valor catastral más elevado, concepto aplicable igualmente al Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM); usar el sistema del cálculo de consumo de agua individual; o tarifa reducida para el transporte público y el acceso a servicios sociales, culturales, deportivos y de ocio.

El Mapa de la Maternidad, elaborado por Red Madre, concluye, con datos de 2017, que España destina menos de ocho euros al año a ayudas a la mujer embarazada y redujo el montante destinado a ello en un 24% en una sola anualidad. Para Consuelo García de Angulo, es necesario que se dé un giro de 180 grados en políticas de familia, pero no sólo destinando más recursos económicos, sino también “fomentando la complementariadad entre hombre y mujer, reeducando y recuperando el valor de la institución”.

“En familia, las penas se reparten y las alegrías se comparten”

La familia ha sido clave para afrontar la pandemia. Consuelo García de Angulo, portavoz de Red Madre, asegura que la crisis sanitaria ha puesto a prueba una vez más la solidez de la institución, a la que vincula con la “filosofía de lo bueno, en la que damos valor a la vida, al nacimiento y a la vejez”. Esther Carnero señala, en el mismo sentido, que en familia, “las penas se reparten y las alegrías se comparten”. Y ambas apelan a la libertad de elección, al margen de los esterotipos y las presiones sociales. “Nos han vendido la moto de que hay que triunfar en el trabajo y estar siempre disponible y todo eso, pero la moto está averiada”, agrega García de Angulo.

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