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La Veracruz y las Angustias se reencontraron con Rota en un nublado Viernes Santo

Tras tres años consecutivos en los que la lluvia frustraba la procesión de la Hermandad de la Veracruz de una manera u otra, el Crucificado de la Veracruz y su madre María Santísima de las Angustias regresaron ayer a las calles de Rota ante la presencia de numerosos fieles

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  • CRISTO DE LA VERACRUZ -

Los veracrucistas llevaban ya dos años esperando este momento. Y pese a la nubosidad de un cielo algo incierto, el tiempo se alió con el Cristo de la Veracruz y su madre María Santísima de las Angustias para que ayer pudieran realizar su estación de penitencia en un hermoso reencuentro con su pueblo de Rota que le esperaba fervoroso e ilusionado.

En la plaza de San Roque no cabía un alfiler. Eran muchos los fieles que no querían perderse estos instantes para el recuerdo. Y es que la que es la primera cofradía de penitencia que se fundó en la población regresaba tras tres años consecutivos en los que la lluvia frustraba completa o totalmente su estación de penitencia. Minutos después de las siete y media de la tarde, asomaba el primer capirote verde tras la puerta de la capilla de San Roque para dar paso al primer tramo de toda una cohorte de 180 nazarenos que acompañan al Crucificado de la Veracruz y María Santísima de las Angustias.

Al son de la Banda de Cornetas y Tambores ‘Nuestra Señora del Rosario’ de la localidad sevillana de Brenes y sobre un monte de piedra con cardos, rosas rojas, iris y flores silvestres, hacía acto de presencia el sobrio Crucificado de la Veracruz, obra del siglo XVIII realizada por Diego Roldán de Sierralonga. Aplausos y muestras de fervor por parte del público asistente ante la presencia de esta antiquísima talla guiada por el capataz Antonio Martín-Arroyo Niño y auxiliado por Manuel Letrán Cutilla, ambos entregados a su labor.

Una vez que el Crucificado enfiló la calle Castelar y tras otro nuevo tramo de hermanos nazarenos que tiñeron de verde y blanco la plaza de San Roque, la Virgen de las Angustias se convertía en dueña y señora de Rota tras una aparición triunfal. Entre un sinfín de flores blancas que exaltaban, aún más si cabe, la belleza de esta imagen de Ramón Chaveli Carreres, la Dolorosa comenzó a seguir los pasos de su hijo mientras la Banda Municipal de Música ‘Maestro Enrique Galán’ interpretaba una de sus marchas.

Una procesión más que esperada la de la Hermandad de la Veracruz que peregrinó por las principales calles del casco histórico de Rota durante casi seis horas, regresando a su templo incluso algo más tarde de lo que estaba previsto poniendo así el broche de oro a una ansiada estación de penitencia que preludia la celebración del septuagésimo aniversario de la reorganización de esta hermandad.

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