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Arcos

“Hemos mirado por el dinero de todos como si fuera el nuestro”

“Hemos multiplicado las ayudas a las familias y al desempleo”. “El dinero viene al Ayuntamiento pero vuelve al ciudadano; el dinero está en la calle”. “Son otros los que quieren llevarnos a ese terreno, al terreno de lo sucio...”.

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Manuel Erdozain es sin duda uno de los políticos más relevantes de la actualidad en Arcos. Con prácticamente treinta años en la actividad política, durante la última década ha sido fundamental tanto en la oposición como, ahora, en el Gobierno municipal. El pacto de gobierno tras los sorpresivos resultados electorales de 2011 que le otorgaron siete concejales a su partido, ha marcado la historia y el devenir de Alternativa Independiente Progresistas (Ai-Pro), un partido independiente convertido en la segunda fuerza política tras desbancar en número de votos al PSOE.  En sus funciones dentro del Gobierno arcense, el trabajo de Ai-Pro se ha trasladado fundamentalmente a las áreas de Urbanismo, Medio Ambiente, Educación, Igualdad, Turismo y Fiestas, siendo en esta dirección una pata indispensable de la gestión pública en el municipio.  Ai-Pro renueva cuatro años después sus aspiraciones si no a ganar las elecciones municipales a mantener lo que ha entendido estos años como “una estabilidad política” en Arcos.

¿Qué ha cambiado en Ai-Pro y en usted mismo después de cuatro años sustentando el Gobierno? Hacer oposición y gobernar son dos acciones políticas distintas aunque en ambas funciones no se deba perder el norte del servicio público…
—Estar en el gobierno y en la oposición tiene matices diferentes, pero está claro que ambas posiciones hay que prestar servicio al ciudadano, servicio en su sentido más amplio. Ai-Pro demostró una oposición seria y constructiva dentro de su labor fiscalizadora.  Ahora, desde el gobierno, hemos tenido la oportunidad de materializar lo que nos pedían los vecinos. Por ello me siento satisfecho, aunque uno nunca consigue todo lo que quiere. Pero Ai-Pro ha demostrado su compromiso y su cercanía con el ciudadano. Esa cercanía se ha incrementado, aunque Ai-Pro sigue siendo el mismo. En mi caso, un poco más mayor.


¿Cómo han transcurrido estos años de pacto con el PP y cuál ha sido su plasmación en la gestión pública? ¿Han sido sus acuerdos políticos todo lo positivos posible para sacar adelante los problemas de la vida diaria del municipio? ¿Le queda ese poso de pensar que siempre se pudo hacer más?
—Lo más importante que debe valor el ciudadano es la estabilidad política, pues hemos antepuesto cualquier tipo de egoísmo o ambición personal, porque lo importante es Arcos y sus ciudadanos. Hemos sido leales a nuestro pueblo y los vecinos, y nuestra labor es incuestionable. Renunciamos a una parte de nosotros pero sabiendo que quien gana es el pueblo. Si nos hubiéramos quedado con siete concejales en la oposición, Arcos hubiera sido ingobernable. Creíamos que era el momento de ayudar a Arcos en un momento dificilísimo y ahí ha estado Ai-Pro. Creo que hemos llegado a un nivel altísimo de cumplimiento porque somos ambiciosos a la hora de trabajar.


En el ranking de problemas que sufren los ciudadanos está el desempleo. ¿Qué papel ha desempeñado su partido en la atención a los problemas familiares derivados del paro? ¿Ha jugado el Ayuntamiento un papel protector? ¿Hasta qué punto planes como el PILA han contribuido a aliviar, si ha sido así, la situación?
—La mayor lacra que tenemos es el desempleo y hay  que poner cuantos mecanismo tengamos al alcance. Las cifras del paro del último año albergan cierta esperanza. El paro ha bajado en el último año en 600 personas y creo que la tendencia es positiva, pero no definitiva. Hemos multiplicado las ayudas a las familias y al desempleo, dando empleo temporal para aliviar la situación de las familias, pero por mucho que demos es imposible atender todas las situaciones y al mismo tiempo.  El grado de protección a la ciudadanía ha sido muy elevado y ahí está la prueba, pues Arcos tiene el segundo ayuntamiento de la provincia que más invierte en ayudar a las familias.


¿Cúal es la fórmula económica para poder llevar a cabo esos proyectos de ayuda social?
—Gestionando y administrando los impuestos de los ciudadanos. También hemos acudido a otras administraciones, aunque a veces nos hemos sentido solos. No es una crítica, pero la Junta, que es la competente en los planes de empleo, no ha desarrollado planes en cuatro años. Menos mal que ahora desarrolla el Emplea Joven y el 30 Plus. Hemos mirado por el dinero de todos como si fuera el nuestro. El anterior gobierno socialista no miraba por el dinero público, dejó proyectos faraónicos sin terminar y no pagaba ni la luz. Hemos mirado por cada céntimo de euro. El dinero viene al Ayuntamiento pero vuelve al ciudadano; el dinero está en las calles y en las mejoras que hemos hecho.


El mandato expira y seguramente tendrá clavada la espinita de no haber podido aprobar el nuevo Plan General de Ordenación Urbana...
—No tengo una espinita, sino todo lo contrario. El PGOU, después de veinte años, estaba colmatado y no había por dónde cogerlo. El PGOU es quizás el proyecto más importante de estos años porque significa futuro. En marzo o abril podría estar la aprobación inicial. Sería una realidad en 2016, pero sobre todo destaco la participación del pueblo. El PGOU significa futuro, esperanza, industria, empleo... Ha sido un compromiso que hemos hecho realidad.


Su apoyo constante durante los últimos años a la regularización de viviendas en el campo ha sido una seña de identidad de su partido. Posiblemente se hayan levantado expectativas muy ambiciosas en todo este proceso. ¿Se puede hablar de una legalización a corto plazo de tantas viviendas?
—Compromiso y credibilidad. Había un auténtico desbarajuste en Arcos y en Andalucía. Aquí más de 3.000 viviendas. Es un asunto que afecta a miles de familias y nadie antes había actuado. Regularizar la situación era un compromiso de Ai-pro.   Hemos elaborado un documento consensuado con la Junta. En una primera fase, 1.200 viviendas serán regularizadas, a largo plazo 2.800. Para regularizar hace falta un desembolso económico, y aunque el Ayuntamiento ha puesto sobre la mesa todas las posibilidades es muy difícil, ya que las personas que tenían una vivienda en el campo ahora están paradas. La situación ha cambiado.  Pero la conciencia está tranquila porque el trabajo está hecho.   


No ha sido época de obras grandiosas, de una cierta revolución en las infraestructuras y sí de velar por las pequeñas infraestructuras que siempre requieren una atención constante: calles, viales, trabajos de pintura, centros sociales, mantenimiento de colegios, parques y jardines. ¿Cómo cree que su Delegación y sus competencias en el Gobierno han cubierto esa faceta?
—La atención a las pequeñas infraestructuras, a las calles... son la seña de identidad de Ai-Pro. Esas pequeñas grandes obras acercan el bienestar a los ciudadanos. Recuerdo las obras de remodelación de las calles San Francisco, Molino, Algodonales, avenida La Constitución, El Santiscal, Juan Carlos I... Estas obras han deparado una realidad distinta.  Han sido cientos y cientos de actuaciones. No puedo olvidarme del teatro Olivares Veas que estaba abandonado, del camping que era un monumento a la dejadez... Ha habido una revolución en las infraestructuras, en los parques y jardines... Tampoco se me pueden olvidar las actuaciones en los colegios.


Usted es también delegado de Tráfico. ¿Considera que Arcos ha avanzado algo en su eterno problema del tráfico en el centro? Tampoco estos años ha sido posible ese sueño –por decirlo así- de un casco antiguo peatonal…
—El casco antiguo ha sido peatonal que días contados y en acontecimientos puntuales, pero ahora que se acercan las elecciones deberíamos ser todos los partidos valientes y reabrir el debate. El tráfico debería ser en Arcos “un tema de estado”, porque peatonalizar el centro histórico está recogido en el PGOU y creo que será algo bueno en el futuro.  


A tenor de los episodios judiciales de estos años, con un cruce si no constante sí con cierta frecuencia de acciones judiciales contra el primer grupo en la oposición y viceversa, ¿no le duele especialmente que este periodo quede marcado por las rencillas?
—Estos cuatro años van a estar marcados por una cosa completamente diferente. Son otros los que quieren llevarnos a ese terreno, al terreno de lo sucio que no interesa al pueblo. Yo le pediría a la oposición que traiga cosas para Arcos, que trabaje, que colabore para que el pueblo vaya a mejor.


Sé que pedirle un titular para resumir cuatro años de gestión pública es difícil. ¿Qué palabras le pondría al mandato?
—Compromiso, credibilidad, cercanía y esfuerzo continuo. Ahí se resume todo. La gente sabe que hemos trabajado y luchado, y sin tener el viento a favor. En tiempos difíciles hemos sido imprescindible para que Arcos siga adelante.

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